
¿Seguras y efectivas? La ciencia no dice eso. Algo está cambiando con las vacunas
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Probablemente sientas rechazo al leer la información de este artículo. Quizá cuestiones la veracidad de los datos, la reputación de los autores o cualquier otro parámetro.
Todo con tal de no derribar una de las creencias que de manera más o menos consciente gobiernan nuestra vida.
Reconozco que no es sencillo. Que la primera vez que lees algo así salen todas las etiquetas que con mucho mimo han instaurado para negar el debate. Eres un anti-medicaciones. Por tanto no mereces ser escuchado ni mucho menos tenido en cuenta.
Salir del discurso totalitario oficial puede producir miedo, frío o soledad. Pero el miedo no puede tapar durante mucho tiempo la verdad. Es mejor luchar contra los demás que hacerlo contra uno mismo.
Si llegas al final de post aun sintiendo rechazo, enhorabuena, has dado uno de los primeros pasos para romper esa disonancia cognitiva que nos mantiene presos.
La salud de nuestros hijos merece la verdad, exige responsabilidad y respuestas a preguntas que, datos en la mano, son urgentes.
SEGURAS Y EFECTIVAS
Durante las últimas décadas hay una coletilla que siempre ha acompañado a las vacunas y que ha silenciado cualquier crítica: son seguras y efectivas. Punto final. No hay debate.
Pero, ¿seguras y efectivas para quién? Desde luego para las empresas que las comercializan y sus juntas de accionistas. Han conseguido silenciar cualquier voz discordante con el discurso “oficial”. Aunque esa voz provenga de un premio Nobel.
CUANDO EL DATO MATA RELATO
Así parecía que iba a suceder con un estudio del Instituto de Salud Henry Ford, en EEUU, realizado por algunos de los epidemiólogos más reputados en el país. Estudiaron durante diez años a 18.468 niños nacidos entre el 2000 y 2016.
Los dividieron en dos grupos: vacunados (al menos una): 16.511 vs no vacunados (ninguna): 1.957. El objetivo declarado de los investigadores era “tranquilizar a los padres preocupados por la seguridad de las vacunas”.
Después de diez años, el 57% de los niños vacunados tenía alguna enfermedad crónica, frente al 17% de los no vacunados.
Además, el grupo vacunado presentó frente al grupo no vacunado:
308% más asma.
516% más enfermedad autoinmune.
164% más piel atópica.
250% más trastornos mentales.
515% más trastornos neurológicos.
302% más trastornos del habla.
¿ES FIABLE EL ESTUDIO?
Todos los datos que compartimos son estadísticamente significativos (p<0,05), como muestra la columna de la derecha. De hecho en las dolencias que remarcamos, todas están en el rango de mayor certeza (p>0,0001).
De hecho, en otras dolencias no se pudieron si quiera calcular los ratios de incidencia porque en el grupo no vacunado ¡no se había registrado ni un sólo caso! Por ejemplo en TDAH: 262 casos del grupo vacunado frente a 0 casos en el no vacunado.
Si la “ciencia” fuese pura como algunos creen o anhelarían, los datos estarían ya en las publicaciones científicas más prestigiosas, abrirían noticieros, generarían debate. Pero...
¿POR QUÉ NO HA SIDO PUBLICADO?
M I E D O.
Uno de los autores confesó que temía molestar a colegas. Otro que temía perder su trabajo. Aunque consideraron que el diseño del estudio era sólido y los datos valiosos, los reputados científicos tuvieron miedo de sufrir represalias, perder sus carreras, su reputación...
Decidieron no enviarlo para su publicación formal. El estudio se guardó en un cajón.
¿POR QUÉ LO CONOCEMOS?
Un abogado, Aaron Siri, decidió defender la verdad llegando hasta el Senado de EEUU. En el Subcomité Permanente de Investigaciones, bajo juramento, logró que se publicase y se diese a conocer esta información que nos hace más libres.
¿DÓNDE QUEDA LA CIENCIA?
Lo que ha sido revelado va mucho más allá de vacunas. Muestra la crisis de integridad de la ciencia. Si los datos y resultados se ocultan cuando desafían al “discurso oficial”, perdemos la capacidad de debatir, aprender y mejorar.
LA CIENCIA DEJA DE SER CIENCIA HONESTA PARA SER PROPAGANDA.
La ciencia real no teme el debate. Lo fomenta como parte fundamental del progreso científico. No hay nada menos científico que la censura.
La verdad, aunque duela, es un paso ineludible para poder tener una medicina ética y honesta. Para construir una sociedad libre y sana.
¿QUIERES CONOCER LOS ESTUDIOS DE CADA VACUNA?
Si eres padre/madre, quieres serlo o simplemente saber más para ti y compartirlo el libro de los que hemos leído que aborda este tema de la forma más rigurosa, científica, con datos y estudios es el libro Tortugas hasta el fondo: Ciencia y mitos de las vacunas